jueves, 9 de febrero de 2017

El Mirador entre Catedrales, en un estado deficiente de conservación

El Mirador entre Catedrales que diseñó el arquitecto Alberto Campo Baeza tiene una situación estratégica dentro del patrimonio gaditano, y sin embargo no se encuentra en el mejor estado de conservación que debiera.

A la espalda de la Catedral Nueva y junto a la Catedral Vieja, este mirador se ha convertido en un elemento innovador del turismo patrimonial en Cádiz por las privilegiadas vistas que se divisan desde esta altura.

Un espacio singular que no ha pasado desapercibido desde su puesta en marcha, tanto desde sectores de la arquitectura hasta ciudadanos en general.


Desde que se inauguró en 2009, ha tenido y tiene defensores y detractores, por su estética tan radical de hierro lacado en blanco y cristal, en esta zona de máximo nivel patrimonial junto al primer BIC declarado en la ciudad, la catedral.

Para que se adaptara al entorno, el lateral de la Casa del Obispo se cubrió, en su medianera que colindaba con esta zona, con piedra ostionera propia de ambas catedrales.

Además del mirador, este espacio alberga los restos arqueológicos que se descubrieron en este solar, que en su momento albergó el patio del cercano colegio San Martín.

Ya han pasado casi ocho años, y son evidentes los desperfectos de una estructura que se encuentra a la intemperie con lo que ello lleva consigo: incidencia directa de las inclemencias meteorológicas, la salitre de la mar, los actos vandálicos, los usos indebidos, así como un desgaste propio del uso en sí de este espacio.

Tal como se ven en las fotos (cedidas por Miguel Ángel Castellano), lo desperfectos más abundante son de oxidación, pequeñas roturas como de los cristales que unen el mirador con la contigua Casa del Obispo, o inexistencia de algunas partes de la estructura. 


Esta estructura se concebió no sólo como un mirador, sino como un sistema de protección de los importantes restos arqueológicos que alberga en su suelo y que en numerosas ocasiones se ha denunciado por el mal estado en el que se encontraban. 

Lo que está claro, independientemente de que guste más o menos, es que ya está integrado en nuestro casco histórico, y necesita un mayor mantenimiento por parte de la administración competente, que no es otro que el Ayuntamiento de Cádiz.

Es un reclamo turístico muy usado que debe presentar un aspecto mucho mejor que el que tiene actualmente. Tener nuestro patrimonio y recursos turísticos en un estado decente es fundamental para la ciudad.









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