lunes, 28 de agosto de 2017

Muchos parcheos en las murallas de Cádiz cuando necesita una restauración integral

La Demarcación de Costas de Andalucía, organismo que depende del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente, que es el competente en la materia, está acometiendo unas obras de rehabilitación del baluarte de San Roque, a la altura de las Puertas de Tierra.

El lienzo de esta zona de la muralla meridional de Cádiz se encuentra en un estado deficiente, por el paso del tiempo y la erosión provocada tanto por los temporales como por la meteorología. No en balde, estas murallas del casco antiguo se llaman de Vendaval, por eso mismo, por los temporales que venían de mar abierto de esa forma.


Las murallas gaditanas están siendo rehabilitadas por tramos y por fases. 

En esta primera ya se han mejorado zonas puntuales como los baluartes del Orejón y Bonete, la zona de Santa Bárbara, el paseo Fernando Quiñones (camino al castillo de San Sebastián) o parte del propio Castillo de San Sebastián. 

Otras de las mejoras que ya se han acometido es la del pretil de las murallas del Campo del Sur, pero como se pueden ver en esta foto a la altura de la Mirandilla, mucho de aquellas mejoras se han deteriorado. Normal si las obras de esta primera fase se alargan tanto en el tiempo... 

Quedarían pendientes el perímetro marítimo del Castillo de Santa Catalina, así como tramos de murallas de los baluartes de Mártires y Capuchinos, así como las murallas de Santa María del Mar.

A pesar de estas mejoras, que el Delegado del Gobierno Central anunció a bombo y platillos sin contar con el Ayuntamiento de Cádiz, aún queda mucho que hacer en las kilométricas murallas de la ciudad y que presentan un estado deficiente de conservación como hemos denunciado en varias ocasiones en Por un Cádiz Mejor.

La misma muralla del Campo del Sur a la altura de la Cárcel Real presenta un estado que ya presenta una parte que se está desprendiendo.

Se podrían poner muchos más ejemplos de otras zonas de la ciudad, pero con estos son suficientes para recordar a la administración competente y a su delegado en Andalucía, que queda muchísimo por hacer por el patrimonio cultural amurallado en Cádiz, como bien sabrá por ser gaditano.









jueves, 24 de agosto de 2017

La historia de Cádiz contada entre basuras y falta de mantenimiento en el parque arqueológico de Varela

El parque arqueológico de Varela se iba a convertir en una referencia turística para Cádiz por los restos que se encontraron tras el cierre de los cuarteles militares que se ubicaron en estos terrenos de la avenida desde hacía décadas.

Una gran necrópolis con restos fenicios, romanos y púnicos se hallaba en su subsuelo que salieron a la luz y que obligaron a cambiar el proyecto inicial de gran parque de más de veinte mil metros cuadrados a otro formado por dos parques más pequeños. Uno tradicional en la zona norte, denominada Eritheya, entre la calle José Manuel Pascual y Pascual y la avenida de la Constitución de 1812, y otro en el sur, denominado Kotinoussa, destinado a la interpretación arqueológica entre esta avenida de 1812 y la calle Miguel Martínez de Pinillos.

En principio era una idea novedosa en Cádiz. Una zona ajardinada con un parque arqueológico aprovechando los restos descubiertos, creando así un museo al aire libre. 

Sin embargo, la falta de mantenimiento ha sido su común denominador, tanto con el anterior gobierno (ya la prensa local se hizo eco en 2014), como con el actual. 

Restos arqueológicos descuidados, vegetación seca por doquier, algún que otro desperdicio, albero irregular, paneles en mal estado y descuidados con pintadas o descoloridos. La labor divulgativa se difumina con este estado deplorable.


Aunque aparentemente desde el exterior pueda parecer que presenta un estado normal, un simple paseo nos enseña el verdadero estado de dejación y falta de mantenimiento.

Pero no sólo tenemos estos desperfectos por la falta de mantenimiento, que también, sino que la falta de civismo de algunos de los usuarios de este gran pulmón de las Puertas de Tierra y que cuenta como atractivo su fundamental carácter divulgativo de nuestra historia más antigua.

No sólo es ensuciar el recinto echando basura, hacer pintadas tanto en los restos arqueológicos como en los carteles divulgativos, también es no respetar las zonas de no acceso. 

Tal como se puede ver en la imagen se aprecian dos niñas dentro de los restos arqueológicos. 

Si la educación no parte de los padres para inculcárselo a sus hijos poco o nada se puede avanzar en es respeto de la ciudad. Este aspecto es fundamental, pero queda en el ámbito privado de la familia. Las administraciones educativas pueden hacer algo en la enseñanza del civismo, pero no es tema en este momento.


Las administraciones, en este caso el Ayuntamiento de Cádiz, sí pueden hacer mucho mejorando el mantenimiento de este recinto, de su limpieza, de su seguridad. 

Las delegaciones de Parques y Jardines, Turismo, Cultura, Medioambiente, pueden hacer mucho. La cultura es nuestro principal activo para atraer turismo y es nuestra gran industria, nuestro presente y nuestro futuro. Es un yacimiento de empleo, del uso del patrimonio para crear riqueza, en este caso con talleres formativos para estudiantes, guías turísticos, así como los propios de seguridad, vigilancia y mantenimiento.

Nuestros tres mil años de historia no pueden ser enseñados con basura en los restos arqueológicos o sus reconstrucciones, con caminos de tierra en mal estado o pintadas.

Es de vergüenza ver turistas leyendo unos carteles informativos de los restos arqueológicos, con un entorno de falta total de mantenimiento: parte de los muros sin piezas de lozas, vallas tiradas en el suelo ¿reservando qué espacio para que nadie pase? Sinceramente, para los que amamos el patrimonio y sobre todo a nuestra ciudad este tipo de cosas nos duele.

Cada uno tiene su labor y la nuestra es la de denunciarlo, y jamás Por un Cádiz Mejor cejará en su denuncia constructiva para el correcto estado del patrimonio de la ciudad, su conservación, su uso y la creación de riqueza y empleo.













  


lunes, 7 de agosto de 2017

Los coches aparcan a sus anchas en La Viña y Loreto

Cada vez las ciudades son menos para las personas y más para los vehículos. El peatón debe luchar en la calle por mantener su presencia y sobre todo, reinvidicarla. 

Los vehículos a motor tienen la culpa y cuando se planifican los nuevos barrios y zonas de expansión, las vías de comunicación han tenido siempre preponderancia. Primero se diseñan las calles y luego lo restante. Es cierto que cada vez se intenta democratizar más el planeamiento, pero lo que nadie pone en duda es que el tráfico es el preponderante.

Lo grave viene en la ciudad ya existente, en esa que nos llega después de siglos de historia. Calles estrechas que fueron concebidas para la gente, y en todo caso para animales o carromatos. Aunar en la actualidad el tráfico rodado con todo lo que ello significa con nuestros centros históricos se hace harto complicado. 

Un simple paseo por cualquier ciudad nos enseña esa invasión continua de todo tipo de vehículos, no solo en la calzada que sería su lugar, sino también en las aceras o calles peatonales, que serían territorio peatonal.

Desde hace años son cada vez más las calles que se están peatonalizando en Cádiz, sobre todo en el centro. Una de las primeras medidas es la eliminación de las estrechas aceras y unificar el firme. 

No sólo se ganaba en estética, también en seguridad por las caídas. El problema viene cuando en esas calles reformadas tienen que convivir los peatones y los vehículos, algo que podría hacerse perfectamente a no ser del incivismo que muestras muchos usuarios de coches y motos que no respetan que la calle es de todos y no sólo de ellos.

Hemos dado un paseo cualquier sábado por dos barrios de Cádiz, uno del centro, muy turístico pero a la vez de ambiente popular, com es La Viña, con mucho tránsito siempre tanto de personas como de coches; y otro en Puertas de Tierra, el de Loreto, otro barrio obrero de extramuros con mucho tránsito.

En el primero, al ser del casco antiguo abundan las calles más estrechas y con la homogeneidad entre la calzada y las aceras, por lo que el límite entre unos y otros es más complicado. 

Es común la ocupación de las aceras, tanto parcial como totalmente por los vehículos, impidiendo el tránsito de los peatones o carritos de bebé, así como personas de movilidad reducida sean ancianos o discapacitados.

El ejemplo mostrado es el de la calle Cristo de la Misericordia, que forma parte del circuito de salida hacia el Campo del Sur. 

Numerosos coches aparcados en una calle en la que no se puede aparcar ocupando el espacio lógico del peatón, el más cercano a los edificios que es por donde irían las aceras. A pesar de que no existan como tal, en el diseño de la calzada se hace esa distinción, lo que facilita el tránsito de cada usuario de la calle por "su sitio".

Es común no sólo que aparquen coches, también numerosas furgonetas y camiones que usan esta calle como lugar de carga y descarga de la contigua calle de La Palma por los numerosos comercios y bares de la zona.


El otro ejemplo es el de la calle Martínez Campos, que va desde la Rosa a la confluencia de las calles Cristo de la Misericordia, Callejones y Corralón de los Carros. En este caso sí hay una diferenciación de altura entre acera y calzada. 

Para evitar el aparcamiento la acera cuenta con bolardos en todo su recorrido. A pesar de ello en las partes de la acera donde no hay nos encontramos dos coches aparcados a sus anchas, tanto en su totalidad o en parte. En este último caso, la primera foto que mostramos se ve cómo el coche entra de frente en la acera ocupando un vado de prohibido aparcar, y se sube a la acera. Es el claro ejemplo de "la calle es mía".


Los conductores incívicos aprovechan cualquier hueco en la acera para aparcar sobre ella y restarle el espacio natural al peatón.

A simple vista parece que está bien estacionado dado que aparece en línea con los que están detrás, pero si nos fijamos bien, se ve claramente que ocupa la acera en su totalidad. Ese juego visual puede pasar desapercibido para cualquier viandante, pero no para la autoridad que es la que debe hacer cumplir las normas.

En Puertas de Tierra ocurre prácticamente lo mismo, principalmente la ocupación de las aceras mientras se hacen los "quehaceres necesarios". 

En estos casos del barrio de Loreto, ambos de la plaza de la Aviación, tanto el coche como la moto aparcan en el paso de peatones impidiendo que se pueda cruzar de una acera a otra con la suficiente seguridad sin tener que meterte en la calzada por donde el tránsito es intenso.


Si grave es el del coche, más aún es el de la moto que cuenta justamente en la acera de enfrente de un amplio aparcamiento para este tipo de vehículos. 

Es muy común que esta amplia acera se use como lugar de parada para la carga y descarga, sobre todo de residentes de las calles Carlos Haya y Plus Ultra, así como transportistas de muebles, repartidores varios o los servicios de limpieza.

Si no ponemos de nuestra parte, dado que en unas situaciones somos peatones y en otros conductores, la convivencia se hará complicada. El civismo y el respeto por los demás, tanto con el vehículo en marcha como parado es fundamental.