Mucho más tarde que otras ciudades de la provincia y de Andalucía, ya se han puesto las primeras vallas para acometer las obras de unos carriles que son la base de una nueva ciudad, una ciudad mas accesible, más medioambientalmente sostenible, más integradora, más protectora del patrimonio.
Lo hecho hasta ahora, de la nada hasta el algo, ha llegado a su culmen con este acuerdo entre Ayuntamiento de Cádiz y Junta de Andalucía. Poco a poco van a quedar atrás los pseudos carriles en las aceras del Campo del Sur o la avenida Juan Carlos I tras las obras del soterramiento.
La idea de entonces consistía que la acera tenía que ser compartida por viandantes y ciclistas, mientras que los vehículos a motor seguían copando gran parte del espacio público.
El tiempo ha quitado la razón a los que defendían esta idea, y se fueron creando carriles independientes de los carriles de coches y de las aceras, como en la calle Valencia, las avenida de la Constitución de 1812, Huelva o del Descubrimiento (paralela a la verja del muelle desde Comes hasta la Punta de San Felipe) y, sobre todo, el de la avenida de la Bahía, desde el barrio de Puntales hasta el barrio de Astilleros, que con la obra del segundo puente se ha ampliado por los bajos de este puente.
Toda obra lleva a cabo inconvenientes, por las molestias durante su ejecución, pero también por los cambios tan profundos que va a llevar a cabo. De momento, se suprime uno de los sentidos, quedando exclusivamente el de salida de la ciudad.
Con esta obra comienza a vislumbrarse el Cádiz para todos los ciudadanos.
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