Hace hoy, domingo 28 de febrero, 30 años desde que los andaluces dijeron sí a una comunidad de primera. 30 años que tanto los que participaron en aquella ingente gesta como los que hoy nos sentimos partícipes celebramos como si fuera el primer aniversario.
Mucho ha mejorado esta tierra, es cierto, pero mucho más debe hacerlo para seguir desarrollándonos más aun si cabe, en detrimento de un crecimiento feroz.
Treinta años que coinciden con una enorme crisis que supone que casi un millón de andaluces estén en el paro, muchos de ellos provenientes de la construcción. Y ha sido este sector, el del ladrillo el que ha traido una mal entendida y sostenida riqueza que se ha tambaleado a las primeras de cambio por lo endeble de sus pilares.
Esta es, en parte, la economía que nuestros gobernantes han respaldado y es lo que está ocurriendo en estos dos tres últimos años la consecuencia de esa economía de la construcción. La crisis tiene que ser un punto de inflexión para hacer de Andalucía una tierra más innovadora, más investigadora, más ingeniosa de lo que lo es hoy. Los andaluces tenemos que "exprimirnos" aún más el cerebro para hacer de esta tierra un verdadero motor de desarrollo y riqueza basada en el respeto del medio ambiente, en lo que se denomina desarrollo sostenible.
Esto es tarea de todos y qué mejor, que en este día de los andaluces, para reivindicar a los que nos gobiernan, tanto en España, Andalucía, como en nuestros pueblos y cuidades, un cambio radical en su forma de gobernar y mirar al futuro.
Exigimos firmeza y compromiso por un Cádiz, por una Andalucía y una España cada vez más fuerte, más rica social y económicamente, donde todos tengan cabida, donde cada ciudadano obtenga los derechos que nuestro Estatuto y Constitución reconocen.
Por una Andalucía grande y reivindicativa
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