Una de las actividades celebradas, muchas de ellas han pasado desapercibidas para el gaditano, era "trasladar" la plaza de la Constitución de aquella capital a Cádiz. Al responsable de dichos actos, no se le ocurre otra cosa que pintar en torno a la plaza de España de Cádiz, mediante una línea naranja, la superficie que ocupa la susodicha plaza mexicana, denominada coloquialmente como del Zócalo.
Su superficie de 240 x 195 metros se trasladó al suelo de Cádiz no se sabe con qué intención, sin explicación, eso sí, un mes después, no sólo seguimos recordando dichos actos, sino que el mobiliario urbano, vegetación, aceras y pavimento de la plaza de España sigue pintada como si de un grafiti se tratara.
Es de un gusto muy corto lo que se ha hecho, tal como muestra la imagen, pintarlo todo, hasta los arbustos, las vallas de la obra del aparcamiento de Canalejas, de la rotonda del Candado de los periodistas. Esto no tiene sentido y hoy por hoy la línea naranja sigue ahí, más de uno creerá que es una línea turística como la que este Ayuntamiento ha ido "adornando" las calles de Cádiz desde que entró en el gobierno municipal.
Será un detalle pero con este Ayuntamiento, Cádiz ni puede sonreir, ni puede ser de plata ni está limpia con semejantes "actos conmemorativos" que ni siquiera han sido explicados a la ciudadanía, sino que un día prohibieron el aparcamiento en zonas puntuales de la plaza de España para pintar la línea naranja, para qué, se lo digo yo, para nada.
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